CHÉCATE

miércoles, noviembre 01, 2006


LOS CLIENTES DE AHUMADA
 
Decía estar de espantos curada,
y la Parca quedó sin aliento,
se le trabó su blanca quijada,
había un Tsuru en el aparcamiento.
 
Eran los clientes de Carlos Ahumada:
Bejarano, Ímaz y otro ciento,
pidiéndole al Peje en la explanada,
que hiciera, fajo por fajo, un recuento.

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